La
Gerencia Educativa: Nuevos Paradigmas
En el diplomado de participación
comunitaria leí un artículo sobre
liderazgo y lo que más me impactó fue una interrogante que hizo el autor al
final del texto ¿por qué existen tantas teorías, tantos libros, tantos cursos de liderazgo y tan pocos
líderes? La respuesta que el autor dio fue aún más impresionante, “es que el
mayor impedimento para el desarrollo del liderazgo es la concepción que tenemos
del mismo”
La visión
tradicional concibe al líder como un individuo carismático que posee
características innatas y extraordinarias, y que a partir de estas
particularidades realiza la conducción de sus “seguidores”. Lo distintivo de su
accionar es que ejerce influencia sobre los demás y determina sus conductas. El
90% de la biografía actual sobre liderazgo centra su enfoque en tema de la
influencia. Esta mirada del liderazgo, fundada en “paradigma de la influencia”,
la cual lleva implícita la creencia de que liderar es “es hacer que el otro
haga lo que yo quiero”. El fracaso de este modelo se debe a que el mismo no es
más que una versión modernizada y sofisticada de la concepción tradicional
de “mando-control”, donde se pretende
cambiar la orden por influencia”
Se piensa
que este tema no tiene solución hasta que no cambiemos nuestra noción del
liderazgo. Es por eso que se propone pensar en el liderazgo desde un paradigma
del desarrollo personal y organizacional, entendiendo al liderazgo como un
estilo de conducción que se compromete con el desarrollo de su gente. Por eso
Tom Peters decía:”Los líderes no crean seguidores, crean líderes”. Esta es una
visión desafiante hacer que todos los integrantes de una institución actúen
como líderes.
En los tiempos modernos Dee Hook plantea
que “la responsabilidad más importante
de cualquiera que intente dirigir lo que sea, es gestionarse a sí mismo como persona”. En este
sentido podemos afirmar que el verdadero
liderazgo comienza por liderarse. ¿Qué queremos decir con esto? Que nuestra
capacidad de gerenciar, liderar equipos y promover el avance de nuestras
organizaciones va a estar condicionado por nuestro propio proceso de desarrollo
personal y por la adquisición de las competencias que determinan nuestra
efectividad. Es sobre esta convicción que se sostiene que el proceso de
desarrollo del líder se recorre de adentro hacia fuera y que el auto liderazgo,
es condición necesaria para el desempeño de un líder eficaz.
Es
increíble lo poco que se sabe sobre los nuevos paradigmas para dirigir desde el
liderazgo. La ignorancia ha sido extremada hasta el punto de debilitar el clima
armonioso que favorezca la conducción efectiva en los centros educativos y lo deja a merced para que la improvisación sea
el aspecto que más se lleve a la práctica. En algunos centros educativos existen
gerentes lineales donde nadie puede
innovar sin su anuencia, además tienen una
visión a corto plazo, su forma de actuar es individualista, vive de la
urgencia, cree que el puesto le da poder, mide de manera cuantitativa es
controlador y mantiene dentro de los paradigmas. Esto trae consigo un ambiente
de estrés en los actores del proceso.
El tema de mayor interés en las
instituciones educativas es el relacionado con la gerencia. La cual es
ineludible para toda persona responsable de la tarea de conducción en el
sistema educativo público y privado, desde la educación inicial hasta las
entidades universitarias. Es el órgano específico y distintivo de toda
organización. Una gerencia efectiva es un Es el órgano específico y distintivo
de toda organización. Una gerencia efectiva es un requisito para la
existencia, firmeza y desarrollo constante de la empresa o institución en las
condiciones altamente desafiantes y móviles del mercado actual
.
El proceso de conducción de una institución educativa se realiza por medio del ejercicio de un conjunto de habilidades directivas las mismas están orientadas a planificar, organizar, coordinar y evaluar la gestión estratégica de aquellas actividades necesarias para alcanzar eficacia pedagógica, eficiencia administrativa, efectividad comunitaria y trascendencia cultural. La gestión pedagógica y la gestión administrativa se proyectan a vincularse con la comunidad, con una dimensión cultural que debe alcanzar frutos duraderos en las personas y en los grupos humanos.
El proceso de conducción de una institución educativa se realiza por medio del ejercicio de un conjunto de habilidades directivas las mismas están orientadas a planificar, organizar, coordinar y evaluar la gestión estratégica de aquellas actividades necesarias para alcanzar eficacia pedagógica, eficiencia administrativa, efectividad comunitaria y trascendencia cultural. La gestión pedagógica y la gestión administrativa se proyectan a vincularse con la comunidad, con una dimensión cultural que debe alcanzar frutos duraderos en las personas y en los grupos humanos.
La gerencia
educativa de los nuevos tiempos es un punto de equilibrio para favorecer que el
equipo desarrolle un espíritu de cuerpo, pues esto permite a sus miembros
interactuar de forma proactiva en las dimensiones de la tarea a realizar, el
procedimiento de trabajo y el proceso socio-afectivo entre ellos de manera tal
que cada miembro desempeña el papel asignado, haciendo el mejor uso de su
talento para integrar sus habilidades, acentuar sus fortalezas y disminuir sus
debilidades, donde es vital la autoevaluación como mecanismo de
retroalimentación para identificar los problemas y planear las acciones
correctivas que aseguren resultados exitosos.
Por otro
lado, el éxito del líder educativo está determinado por su capacidad de delegar
en el equipo funciones y de tomar las decisiones que estén a su alcance, y así
liberar tiempo para acometer acciones de mayor valor agregado. Se debe tomar en
cuenta que para delegar con éxito el
directivo debe: seleccionar el trabajo y organizarlo, identificar a la persona
adecuada, motivarla y prepararla para la ejecución del trabajo, asegurándose de
su plena comprensión y, a la vez, estimular su independencia en la ejecución y
ejercer el control y la supervisión que asegure los resultados de calidad
esperados.
Está claramente
definido que todo directivo educativo ejerza su liderazgo, entendido como la conducta
visible que genera en los docentes y demás sujetos el deseo de seguirlo y
emularlo para juntos mejorar continuamente la calidad y la excelencia del
servicio educativo, en función del proyecto educativo y la visión de la
escuela, basados en la integridad, fidelidad a la misión, principios y valores
que comparten. Es por eso que el proceso de gestión educativa en estos tiempos
modernos tiene grandes retos y desafíos, ya que "implica dirigir
funcionamiento, desarrollar un sistema,
como lo es la escuela y darle direccionalidad al servicio educativo que
ofrece, el cual debe basarse en: la
normativa legal, la normativa general y la técnica, aportadas por la pedagogía,
la didáctica y otras ciencias de la educación, el curriculum restringido y el
amplio, las políticas y los planes educativos. Este servicio educativo, además,
se fundamenta en los principios pedagógicos de la educabilidad, la educatividad
la pasión y la racionalidad, y consiste en la acción del docente para dinamizar
y orientar el proceso de enseñanza-aprendizaje para que el alumno/a logre unos
objetivos previamente delimitados, a través de la adquisición de contenidos
conceptuales, actitudinales y procedimentales, y ser así una experiencia de
aprendizaje pertinente y significativo orientada a aprender a conocer, aprender
a hacer, aprender a convivir y aprender a ser.
En virtud
de lo antes expuesto el gerente educativo para ser exitoso/as en su gestión
debe hacerse acompañar de varias competencias
las cuales es oportuno destacar,
pues son aspectos medulares: el manejo de las relaciones interpersonales, ya
que como líder representa a la institución ante la comunidad educativa y
organismos del sistema escolar y otros entes externos. Su rol es motivar y
estimular la participación y compromiso con las labores docentes,
administrativas y proyectos a acometer; el manejo de la información que obtiene
en su interrelación con los agentes de la comunidad educativa y su entorno,
obteniendo así una visión de conjunto de la realidad de la escuela, de los
procesos docentes y administrativos, la cual facilita el diagnóstico, la
dirección de los proyectos; y de la escuela en su conjunto para la toma de
decisiones además tener la autoridad
para emprender nuevos planes, organizar el trabajo, asignar las personas y
recursos disponibles para su ejecución.
El gerente
educativo del de estos nuevos tiempo tiene grandes retos y desafíos ya que las
funciones que debe llevar a cabo amerita de mucho compromiso, es el
representante auténtico ante las instancias del Ministerio de Educación, y
demás instituciones y entes de carácter educativo; dirigir y coordinar sus
actividades; dinamizar sus órganos de dirección y consulta, así como la
participación de la comunidad educativa; organizar y administrar el personal y
recursos asignados; asesorar a los docentes en la adaptación del curriculum y
las prácticas pedagógicas; impulsar programas y proyectos de innovación y
formación docente; y atender y orientar
al alumnado y a sus padres, madres y tutores. De ahí que el director es el
actor del de la escuela que debe tener la capacidad para proporcionar dirección
a la gestión de la escuela con una visión de conjunto y desarrollar un ambiente
y cultura de trabajo en equipo que favorezca la participación creativa y la
innovación, habilidad para obtener y procesar información relevante para
planificar y solucionar problemas, capacidad de negociación y generación de
compromiso, liderazgo centrado en el modelaje, disposición a aprender,
habilidad para formar y asesorar en los procesos docentes y administrativos y
capacidad de establecer vínculos de colaboración con la comunidad y su entorno,
entre otras.
/Otro tópico objeto de análisis es el
rol del gerente educativo de este siglo el cual no es más que gerenciar el sistema que representa, la
escuela que dirige o la red escolar que coordina, a fin de satisfacer las
necesidades de los diferentes actores internos o vinculados a la institución y
así contribuir a cubrir la demanda cuantitativa y cualitativa de educación.
Todo directivo al gerenciar la escuela aplica de manera continua, en conjunto
con los demás actores, el ciclo PLANIFICAR-EJECUTAR-REVISAR-ACTUAR. Se puede
considerar a este ciclo como el proceso de dirección de la institución, a
través del cual se planifica, organiza, dirige, controla y da seguimiento a la
gestión escolar, optimizando la utilización de los recursos materiales,
financieros, tecnológicos y humanos
Para
instaurar el sistema gerencial en la escuela se debe crear el deseo de
emprender la mejora; crear la creencia de que se puede hacer, a través de la
promoción y liderazgo de proyectos sencillos para mejorar las prácticas
pedagógicas, la gestión escolar y la innovación educativa; proporcionar a los
diversos actores los medios: conceptuales pedagógicos, materiales y tecnológico
para hacerlo; y hacerlo, ya que creado
el deseo, la creencia y la infraestructura de conocimientos y de herramientas,
hacerlo es fácil.
Con este
modelo se prioriza la “participación de los diferentes actores, al aprovechar
las energías y competencias de cada uno, en aras de construir una organización
inteligente, al aprender de su experiencia, sabiendo que “la participación no
tiene ningún sentido en una organización educativa sin una dirección" Darle direccionalidad es una responsabilidad
del gerente educativo, en base al proyecto educativo y demás proyectos de la
escuela, donde la visión compartida y finalidades de la misma son el marco
orientador obligado para emprender la transformación de la institución escolar,
su gestión y las prácticas pedagógicas.
En tanto
una gestión educativa de excelencia exige del directivo su manejo integral, por
lo que se propone la aplicación del "sistema de conocimiento
profundo", el cual establece que ningún gerente podrá mejorar la calidad
del servicio educativo, si no percibe a la escuela como un sistema: red
compleja de procesos, los cuales presentan variaciones que deben ser
controladas sean éstas: variación
aleatoria, dada por la naturaleza o diseño del proceso mismo, y que su
mejoramiento implica un esfuerzo gerencial para cambiarlo; variación no
aleatoria la cual obedece a un conjunto de causas especiales que pueden ser
solucionadas por los estudiantes, docentes y personal administrativo.
El empeño
del directivo por ofrecer un servicio de calidad lo debe conducir a implementar
un modelo de gestión en la escuela que pretende representar el proceso de
dirección de la escuela este tiene que
alimentarse de un conjunto de insumos dentro de los cuales cabe destacar
a los alumnos con competencias y conocimientos previos, docentes, plan de
estudio con los objetivos, contenidos, estrategias, medios, normativa y el
ambiente institucional determinado por la cultura y el clima organizacional que
posee produciendo como resultados, alumnos que logran
aprendizajes significativos y pertinentes, una organización eficaz, eficiente y
contextualizada producto de la innovación, su ensayo y adecuación de sus
prácticas pedagógicas. Esto solo será posible si los actores se comprometen con
la transformación de la escuela, diseño del proyecto de escuela a construir, liderazgo y
participación en la transformación, evaluación continua del aprendizaje
colectivo, potenciación del aprendizaje continuo..
La
comunicación eficaz es otro paradigma que
debe llevar a la praxis todo gerente educativo para lograr generar en los actores de la comunidad
educativa el deseo de emularlo la voluntad y creencia de que, entre todos,
pueden hacer de la escuela un centro de calidad y excelencia. En este marco, la
comunicación del gerente educativo debe desarrollarse en dos ámbitos de acción:
la comunicación organizacional y la interpersonal. La primera se vincula con el
manejo de la información relativa al desarrollo de la gestión de la escuela y
la ejecución de los procesos de enseñanza aprendizaje, los proyectos e
innovaciones que se adelantan, para lo cual el directivo propicia la
comunicación descendente, ascendente y horizontal, como mecanismo para generar
compromiso y participación de todos en el quehacer de la escuela. Por otro
lado, la segunda se relaciona con el trato del directivo con los alumnos,
docentes y demás sujetos, sirve para retroalimentar su desempeño u obtener
informes de las situaciones que puedan afectar el buen clima y el logro de los
objetivos de la escuela. Aquí, se le debe prestar atención a la comunicación
verbal y a la corporal o gestual para
obtener información sobre el verdadero sentimiento de las personas.
Otro paradigma que no puede quedarse en el
olvido es el perfil profesional de competencias del gerente educativo podría
resumirse en: la capacidad para proporcionar dirección a la gestión de la
escuela en un ambiente y cultura de trabajo en equipo orientado a la
participación creativa y la innovación; habilidad para obtener y procesar
información relevante para planificar y solucionar problemas; capacidad de
negociación y generación de compromiso; liderazgo centrado en el modelaje;
disposición a aprender; habilidad para formar y asesorar en los procesos docentes
y administrativos, y capacidad de establecer vínculos de colaboración con la
comunidad y su entorno.
El modelo
de dirección de la escuela para lograr convertirla en un centro educativo de
excelencia: se alimenta de insumos, tales como: alumnos con competencias y
conocimientos previos, docentes, plan de estudio y el ambiente institucional
determinado por la cultura y el clima organizacional que posee; produce como
resultados: alumnos que logran aprendizajes significativos y pertinentes, una
organización eficaz, eficiente y contextualizada, producto de la innovación, su
ensayo y la adecuación de sus prácticas pedagógicas; y contempla para transformar los insumos en los
resultados antes descritos, los pasos o etapas siguientes: generación del
compromiso con la transformación, diseño del proyecto a construir, liderazgo y
participación en la transformación, evaluación continua del aprendizaje
colectivo y potenciación del aprendizaje continuo.
Pero
algunos no quieren comprender que la dirección moderna es estratégica,
visionaria, flexible, es eficaz con las personas, se anticipa al cambio, ve en
conjunto, tiene visión a largo plazo, trabaja con la gente, su poder es
personal, inspira el compromiso a la misión, rompe los paradigmas, facultad
autoridad, evalúa de forma cualitativa, piensa de manera global y no puede ser buen gerente. Estos nuevos paradigmas contradicen
a la gerencia tradicional la cual es operativa,
individualista, es eficaz con el sistema vive de las improvisaciones, visión a
corto plazo, inflexible, tiene objetivos, el puesto le da poder, reacciona ante
el cambio, organiza a las personas para lograr la misión, controla y se
mantiene dentro de los paradigmas, es eficiente con los sistemas, delega
funciones, evalúa de forma cuantitativa, piensa de manera lineal y no puede ser buen líder.
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